El pino silvestre o también llamado pino albar, es un árbol de grandes dimensiones que tiene las hojas pares en forma de aguja y su corteza es de una coloración rojiza de la que también se obtiene la trementina (aguarras).
Las partes utilizadas son las yemas, hojas (agujas de pino) y la corteza, de las cuales se obtiene su componente principal que es el aceite esencial. Las hojas destacan por su contenido en proantocianidinas y vitamina C.
Gracias a sus propiedades balsámicas, expectorantes, béquica (calmantes de la tos) y antisépticas, está especialmente indicado en faringitis, sinusitis, asma, bronquitis, gripe, resfriados, etc. Además, ejerce un efecto diurético moderado y uricosúrico (ayuda a eliminar el ácido úrico), con lo que está indicado en procesos de gota.
Una de las formas de tomarlo, muy indicada en esta época del año, son las hojas de pino, en forma de infusión.
Las yemas de pino se pueden encontrar en fórmulas de jarabes antisépticos respiratorios y mucolíticos.
El aceite esencial del pino, extraído de las hojas o la corteza, se puede utilizar vía oral (vigilando las dosis y bajo la supervisión de un especialista en la materia), vía inhalatoria o vía externa (tópica). En el caso de su aplicación tópica además ejerce un efecto tónico circulatorio, antiinflamatorio, antirreumático y analgésico.
Como precaución debe vigilarse especialmente en niños, por la posibilidad de aparición de broncoespasmos. Y el aceite esencial está contraindicado durante el embarazo, en la lactancia y en edades pediátricas.
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