Nuestra alimentación puede favorecer la salud articular aportando nutrientes que ayudan al mantenimiento y la formación de cartílago. O bien puede ser perjudicial, aportando un exceso de alimentos acidificantes que favorecen la desmineralización ósea y degeneración del cartílago.

Una dieta incorrecta que favorezca el aumento de peso y, por tanto, la sobrecarga articular, contribuye al desarrollo y agravamiento de artrosis en extremidades inferiores y columna vertebral.

Algunas experiencias clínicas han demostrado que una dieta alcalinizante y la reducción del peso es beneficiosa para los afectados por artrosis.

Entre los nutrientes que influyen favorablemente sobre el cartílago articular más interesantes encontramos:

- Vitamina C y de bioflavonoides: por su implicación en la formación de tejido conjuntivo y el propio cartílago articular. Fuentes ricas son: los cítricos, frutos silvestres (grosellas, frambuesas, arándanos, etc.), las uvas, los higos chumbos, pimientos, tomates, brócoli, etc. Además, se tendrán en cuenta todos los alimentos que aporten antioxidantes, especialmente procedentes de las frutas y verduras, ya que inhiben la progresión de la degeneración del cartílago.

- Azufre: imprescindibles para la formación de cartílago. Fuentes ricas son: los ajos, cebollas y similares (familia allium), así como las crucíferas.

- Bromelaína: Se encuentra en el “corazón” de la piña fresca. Esta enzima tiene un efecto antiinflamatorio, tomarla a diario puede favorecer este efecto, aunque en caso de mucho dolor e infamación articular será mejor tomarla en forma de suplemento.

- Omega 3: Fuentes ricas son las semillas oleaginosas (especialmente la de lino) o pescado azul (mejor de pequeño tamaño). En forma de suplemento (sobre todo aceite de pescado) se ha comprobado que tiene un efecto antiinflamatorio en las afecciones articulares.

Y finalmente, para mantener hidratadas y elásticas nuestras articulaciones, no debemos olvidar el consumo adecuado de agua mineral de calidad.