Me gustaría compartir bajo un criterio naturopático, las propiedades terapéuticas del Sol, la estrella con luz propia alrededor de la cual gira la Tierra.

El Sol es el origen de la energía en nuestro planeta y es indispensable para la vida. Muchas civilizaciones primitivas consideraron el Sol como el principio de la vida y la fecundidad. Hipócrates y Avicena, estudiaron los efectos del sol y recomendaban tomarlo para fortalecer el organismo.

La terapia con el Sol, recibe el nombre de Helioterapia y Tras Rikli, fue el gran impulsor de la helioterapia moderna. También cabe destacar al médico norteamericano Edward Livingstone Trudeau y los médicos suizos Rollier de Leysin y Bernhard de Samaden.

Los efectos generales de la helioterapia en nuestro organismo son:

· Antiséptico natural: Los rayos solares, especialmente las radiaciones ultravioleta, pueden destruir la mayoría de microbios. Bajo la luz del sol, muchos microorganismos pierden la facultad de reproducirse, reducen su vitalidad, se degeneran y mueren.

· Sistema respiratorio: A parte de ejercer un mecanismo defensivo, el Sol optimiza que la respiración se vuelva más profunda y más fácil.

· Síntesis de vitamina D: cuando los rayos ultravioleta inciden sobre el 7–dehidrocolesterol, lo transforman en vitamina D.

· Sistema nervioso: El sol produce liberación de endorfinas (“hormonas de la felicidad”), favorece la actividad intelectual y un estado general de bienestar.

· Sangre y circulación: Favorece la tasa de hemoglobina y un aumento del número de hematíes y glóbulos blancos. Ejerce un efecto vasodilatador, normalizando la tensión arterial.

· Metabolismo: La radiación solar activa de manera general las funciones metabólicas. Estimula el funcionamiento de las glándulas endocrinas, especialmente las glándulas sexuales y la tiroides.